Aunque la idea de conectarnos a Internet a través de satélites en órbita parecía haber quedado descartada, este concepto vuelve a subir a la palestra con la presentación de Elon Musk de SpaceX de la posibilidad de instalar 4.000 micro-satélites que abastecerían de banda ancha a todo el mundo.
Este tipo de servicio sigue siendo caro y arriesgado pero las últimas innovaciones hacen que se vea como algo menos descabellado. Al menos eso piensa SpaceX y sus socios Google y Fidelity Investments que con una inversión cercana a los 860 millones de euros pretenden quedarse con un 10% de la empresa.
Pero esta idea tiene sus competidores y Virgin Galactic de Richard Branson y Qualcomm están invirtiendo en otro proyecto empresarial llamado OneWeb y cuyo objetivo es construir una red de satélites similar a la que plantea SpaceX. ¿Quién ganará? ¿Es esta la única alternativa para las zonas del planeta poco pobladas donde no llega la fibra óptica?