Fotos de vacaciones en las redes sociales: bonitas y peligrosas

Redes sociales como Instagram, Snapchat o Flickr (que aunque empezó como un servicio de almacenamiento de imágenes en la nube, ha acabado evolucionando con tintes de red social) potencian la publicación de fotografías y vídeo en tiempo real, algo en lo que tampoco se quedan cortas otras redes como Facebook o Twitter.

Actos y eventos diversos son transmitidos a través de vídeo en streaming e imágenes comentadas, a la vez que nuestra misma privacidad también se ve retransmitida a todo el mundo mediante estas mismas redes sociales, incluídas nuestras vacaciones; no son pocos aquellos que cuelgan vídeos y fotos captadas en el lugar de destino, mostrando las maravillas del lugar y lo bien que se lo pasan.

Nada a objetar, excepto que ello puede ser perjudicial para su seguridad.

Y ello es debido a que las redes sociales acaban siendo un libro abierto para todo aquel que quiera leerlo. Y, entre estos, se incluyen malhechores que pueden estar al tanto de los movimientos de otros para saber cuando sus domicilios estarán vacíos y, por lo tanto, cuando podrán atacarlos sin peligro de que sus legítimos dueños vuelvan en el momento más inesperado.

Aunque tengamos nuestro nivel de privacidad configurado de tal modo que solamente nuestras amistades directas puedan ver las fotos que colgamos, debemos ser conscientes que los perfiles de estas pueden haber sido hackeados e, igualmente, se encuentren bajo el control de alguien inadecuado o con malos propósitos.

La solución: no colgarlas o hacerlo a posteriori

Debemos tener en consideración que cada dato de nuestra vida que exponemos en Internet, es un dato más que los «malos» conocerán y podrán intentar utilizar en su provecho. Para disminuir tanto como sea posible los vectores que pueden aprovechar para vulnerar nuestra seguridad, lo mejor es no ofrecer estos detalles en la red.

Así, si no publicamos las imágenes de nuestras vacaciones, ni hacemos mención de ellas, no ofreceremos datos que los criminales puedan aprovechar.

Por ejemplo, los falsos secuestros express se basan en el conocimiento de que la supuesta víctima se encuentra fuera de casa y sin posibilidad de comunicarse con su familia, con lo que es posible simular un secuestro y solicitar un rescate por un importe asequible, en un tiempo mínimo.

La solución pasa, obviamente, por no publicar las imágenes de nuestras vacaciones ni hacer mención de que las hemos realizado ni donde, especialmente si vamos cada año al mismo sitio y en las mismas fechas, ya que entonces los criminales pueden establecer pautas de comportamiento.

Si la tentación es demasiado irresistible, por lo menos no las publiquéis mientras estáis fuera, hacedlo cuando ya hayáis vuelto. De esta forma, los malhechores no podrán reaccionar en el momento en el que no estéis en casa.

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