Y, especialmente, en zonas costeras. Y sí, el mar y el calor tienen mucho que ver con que la TDT se vea peor en estas zonas y en esta época del año concretamente.
El conocido como efecto fading es un fenómeno común que se produce cuando las emisiones televisivas procedentes de diversos centros emisores se interfieren mutuamente. No obstante, es en verano cuando se nota más. ¿Por qué?
Muy simple: las altas temperaturas propias de la estación más calurosa del año provocan un aumento en la evaporación y condensación del agua marina. Estas partículas de agua evaporadas modifican las condiciones de propagación de las ondas de radiofrecuencia en el aire, causando con ello variaciones irregulares en los niveles de la señal de la TDT que llevan a que la señal llegue más lejos de lo habitual, incrementando así las interferencias provocadas por el cruce de señales procedentes de diversos repetidores, degradando con ello la señal que recibimos.
El aumento de la temperatura del suelo es también otro factor a añadir, aunque este con una menor incidencia que la presencia de agua en el aire.
Al caer la noche, y con la bajada de las temperaturas, la señal tiende a ser más estable, con lo que la calidad de recepción de imagen y sonido mejora.
Posibles soluciones
A diferencia de la señal analógica, la señal digital propia de la TDT requiere de unas condiciones mínimas para su correcta recepción, ya que la degradación en unos cuadros provoca, en forma de cascada, la incorrecta recepción de la información para construir los siguientes, lo que supone un corte momentáneo pero suficientemente perceptible del servicio. Lo suficiente para perdernos frases enteras de un diálogo interesante, o parte de una escena capital para entender la trama.
No existe una solución fácil para paliar este problema; a veces es suficiente con reorientar la antena para que apunte a otro repetidor, mientras que en otros casos la solución pasa por la instalación de regeneradores de la señal. Esta última no es, precisamente, una solución barata.
En los casos más extremos, no existe una solución por parte de los usuarios, si no que deberán ser las compañías poseedoras de los repetidores, o las autoridades reguladoras del espacio radioeléctrico o del mercado, quienes se pongan las pilas para solucionar el problema. Por ello, es importante que, como usuarios, presentemos reclamaciones sobre este particular ante los organismos públicos.