Como montar una sala de videoconferencia en casa

Desde que empezara el confinamiento, colectivamente estamos dando un curso acelerado de teletrabajo y de videoconferencia, esta última tanto para el ámbito profesional, como para el particular.

Si hasta ahora veníamos haciendo una videollamada de forma muy esporádica y, por lo tanto, no cuidábamos mucho los detalles, poco a poco nos vamos ‘profesionalizando’ y, por ejemplo, algunas personas ya cuidan especialmente el escenario desde donde llevan a cabo las videoconferencias.

Tal vez el hogar del futuro incluya una habitación para videoconferencias y grabación de vídeos (o realización de sesiones de fotos) para las redes sociales, con una área con fondo verde para la realización de cromas, pero ahora mismo casi nadie dispone de dicho espacio, por lo que acostumbramos a recorrer a nuestros espacios habituales de trabajo y al uso del ordenador portátil, más cómodo que un smartphone para ver a nuestros interlocutores.

No obstante, ello no es óbice para que no querramos mejorar y, con tal ánimo, os proponemos un ejercicio: crear una sala o un rincón de videoconferencias. Vamos a ello.

Tutorial sobre como montar una videollamada profesional en casa.

Eligiendo el lugar de la videollamada

Aunque no lo parezca, es un factor importante que va más allá de tener el escenario de fondo que deseamos.

Para empezar, debemos evitar a toda costa el tener una ventana en la pared que se ve justo detrás de nosotros. Como cuando tomamos una foto, la luz que va de cara al objetivo de la cámara no dejará que nuestro interlocutor nos vea claramente. Habrá zonas de la imagen sobreiluminadas y otras con una iluminación más pobre.

Así que mejor nada de ventanas u otras fuentes de luz (lámparas y focos incluidos) detrás de nosotros. Delante, no obstante (y que queden tras la cámara) sí es aconsejable.

Nuestra ubicación respecto a la luz para hacer una videoconferencia es importante. Por ejemplo, en este despacho, no nos situaríamos en las sillas que están de espaldas a la ventana, sino mirando hacia ella, ya que el sol entra directamente por allí

También debemos tener en cuenta que sea un espacio tranquilo. La habitación que se encuentra pared con pared con el domicilio de aquel vecino que se hace unas sesiones de música máquina a todo volumen en horas de trabajo no sería aconsejable. Ni si ‘pincha’ Mozart o Wagner, heavy metal, ni incluso el más fino jazz.

Por último, hay que tener en cuenta que no muestre detalles excesivamente íntimos de nosotros. Una librería a nuestras espaldas puede demostrar qué gusto tenemos por la lectura, pero normalmente eso no es nada que debamos esconder. Un post-it con nuestra lista de contraseñas, tal vez sí…

Hacia una casi telepresencia

Podemos definir la telepresencia como la videoconferencia con tal calidad de audio y vídeo (y también tamaño de imagen) que más que hablar en remoto parece que a nuestro interlocutor lo tengamos justo delante.

Normalmente, esto se consigue gracias al uso de pantallas de gran formato. ¿Y dónde podemos encontrar una pantalla de gran formato en nuestros hogares? Correcto, en la habitación donde tengamos el televisor.

Los altavoces de dicho televisor bien nos pueden dar el sonido que buscamos para sentirnos más cerca de la persona con la que hablamos, como si la tuviéramos delante. Y mirarla a los ojos en una pantalla de 40 o 50 pulgadas, reforzará dicha sensación.

Material necesario

Tenemos el lugar y, a ser posible, este está equipado con una pantalla grande. ¿Qué más podemos necesitar para realizar una videoconferencia a lo grande?

Rápidamente podemos pensar que un ordenador, pero las webcams incorporadas a estos no ofrecen la calidad que, por ejemplo, acostumbra a proporcionarnos un smartphone, incluso en su cámara de selfies.

Si tenemos un smartphone con puerto de carga y conexión USB-C, probablemente podamos sacar la imagen directamente al televisor empleando un dock como el Startech DKT30CHV, el cual analizamos aquí hace ya un tiempo.

Si todavía utilizamos un terminal que posee conector microUSB, ningún problema: necesitaremos adquirir un adaptador MHL como este que podemos encontrar en Amazon por menos de 15 €.

Adaptador MHL

Otra solución, que da todavía más calidad a la imagen, es utilizar la cámara principal del teléfono. Si bien no todas las aplicaciones de videoconferencia permiten esta funcionalidad, lo que podemos hacer es conectar el teléfono al ordenador, de forma que la cámara principal del móvil sea la webcam del ordenador.

Esto es posible utilizando un truco de software que requiere de la instalación de un cliente en el ordenador, y de un servidor (que sirve la imagen y el audio) en el teléfono. Iriun Webcam es un software gratuito que, además, está disponible para las tres grandes plataformas de escritorio: Windows, macOS y GNU/Linux.

Es fácil de configurar y hará, precisamente, lo que promete: convertir la cámara principal de nuestro smartphone en una webcam. Además, podemos optar tanto a conectar el teléfono con el ordenador por Wi-Fi, como mediante un cable.

Por lo que respecta al sonido, existen conjuntos de micro+altavoz en un sólo aparato pensados para la realización de videoconferencias. Su coste es asequible, aunque no son precisamente baratos si buscamos un poco de calidad.

Personalmente, he probado el Plantronics Calisto 5200 con conexión USB-A (la gama de la misma marca es muy amplia e incluye dispositivos análogos con conexión USB-C o, incluso, por Bluetooth, pero yo hablo de primera mano de este modelo concreto que he probado), y la verdad es que ofrece una muy buena calidad a un precio que no está mal (120 €).

Plantronics Calisto 5200

Una gran ventaja de este aparato es su compatibilidad sin requerir de controladores. Pese a que incluye software para Windows, Mac y sistemas móviles, ni siquiera es indispensable para su funcionamiento, y yo lo he utilizado sin problemas en Linux y en dispositivos móviles con el preceptivo adaptador. Un verdadero todoterreno.

Además, y por si fuera poco, los Calisto 5200 disponen de una batería incorporada que les da más de un día entero de autonomía, por lo que si los tenemos cargados, no necesitaremos siquiera un enchufe libre para ellos.

¡Ya lo tenemos todo! Bien, no exactamente: si vamos a utilizar un teléfono como cámara, mejor dejarlo fijo en un lugar. Ello nos dejará ambas manos libres y evitará los molestos bailoteos de la imagen. Molestos para nuestro interlocutor, claro.

Lo mejor es hacerse con un trípode para móviles, como el iKlip Grip Pro de IK Multimedia. Este tiene la virtud de, por 60 €, incluir mando a distancia por Bluetooth para el móvil (podemos utilizarlo para fotos), un clip de sujeción que dispone de rosca estándar y, por lo tanto, podemos utilizar también en un trípode fotográfico, es extensible pudiendo presentar cuatro tamaños posibles, y puede actuar como palo de selfie.

Ejecución de la videollamada

Ahora sí, ya lo tenemos todo. No obstante, hay que tener en cuenta que, excepto que vivamos en una mansión con el suficiente espacio como para dedicar un rincón permanente a este menester, lo normal es tener que prepararlo en el momento.

Como el trípode es algo que no necesitaremos con mucha frecuencia, es recomendable dejarlo en el mismo espacio que utilicemos para la videoconferencia. Podemos hacer que el lugar para dejarlo guardado sea algún cajón o espacio de dicha sala.

Igualmente, todo el cableado lo dejaremos ya preparado y en su lugar. De esta forma, será solamente conectar lo necesario y empezar.

Por lo que respecta al software de videoconferencia a utilizar, en este artículo somos agnósticos, ya que depende de lo que utilice nuestro interlocutor. Lo mejor será proveerse de cuenta en Skype, Hangouts, Facebook Messenger, Zoom, y conocer también Jitsi.

Calisto 5200confinamientocoronavirusCOVID-19dockhabitación de videoconferenciaIK MultimediaiKlip Grip ProIriun WebcamJitsiMessengerMHLPlantronicsSkypeStartechtelepresenciateletrabajovideoconferenciawebcamZoom