Así han sido mis primeros meses con un iPhone X reacondicionado
"Como si fuera nuevo" es mi conclusión tras cuatro meses de uso
Cualquiera esperaría que un dispositivo electrónico que ya ha pasado por las manos de otro consumidor, rindiera menos que uno nuevo, estuviera visiblemente marcado por el uso (marcas en la carcasa), tuviera incluso alguna afectación en alguna de sus partes como la cámara y, sobretodo, mucha menos autonomía. En el caso de un dispositivo de segunda mano, sin duda, en el caso de un reacondicionado, no.
Ya os expliqué hace unos meses que había adquirido un iPhone X a través de Back Market, el marketplace de reacondicionados que reúne la oferta de hasta un millar empresas especializadas en reacondicionamiento de productos electrónicos, en campos como el de la informática, la telefonía móvil, o los electrodomésticos.
Para refrescaros la memoria, un reacondicionado (que en inglés se conoce como refurbished) se diferencia de un segunda mano en que el reacondicionado ha pasado por un estricto proceso de comprobación para certificar que cumpla con unos mínimos de calidad. En el caso que no cumpla en algún aspecto, se sustituyen las piezas afectadas para que entre dentro de los parámetros de cumplimiento.
Además, los reacondicionados ofrecen la garantía estándar para los dispositivos electrónicos nuevos, que es de dos años, y que no podemos encontrar en los aparatos de segunda mano.
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¿Por qué un iPhone X y no un modelo superior?
Simple: es un terminal razonablemente moderno, que puede ejecutar la última versión de iOS (y que necesito para llevar a cabo las pruebas y capturas de artículos como este), con una potencia del hardware muy razonable también para llevar cabo otras tareas (como, por ejemplo, la cámara de fotos), y cuyo precio no se dispara tanto como modelos más recientes y de prestaciones superiores, tales como el iPhone XR o el iPhone 11, ya que lo necesitaba como terminal secundario.
De todas formas, si tenéis dudas, la misma Back Market puede asesoraros, como en el caso de esta comparativa entre el iPhone 11 y el iPhone X.
Al final, lo que primó fue un cierto ahorro manteniendo una alta calidad, por lo que también elegí un terminal que, a nivel estético, estuviera bien. Si un dispositivo tiene algún defecto estético, los restauradores que ofrecen sus productos en Back Market te dejan elegir ahorrarte algunos euros más a cambio de ellos pero, en mi caso, preferí optar por un iPhone X que pudiera sacar del bolsillo y pasara por nuevo.
Así que tras unos cuatro meses de feliz relación con mi iPhone X, ha llegado el momento de pasar a narrar cómo ha sido desde el primer día que nos vimos hasta el presente momento.
Estado: como nuevo
Si, ciertamente, me decanté por un terminal que garantizara la calidad estética, es decir, sin marcas de uso o, por lo menos, que estas fueran muy poco visibles. Realmente, es como si fuera nuevo; ni un rasguño, ni un pequeño arañazo, el cristal de la pantalla está inmaculado, la parte trasera (que es por la que yo temía más) como si fuera nueva… realmente, he llegado a pensar si no me habían dado “gato por liebre” con un terminal completamente nuevo, pero es obvio que esta sola idea es una tontería, no saldría a cuenta por el precio al que me lo han vendido (por poco menos de 500 €).

Buscando en los laterales, tampoco he encontrado ninguna marca, ni en los botones, que podrían ser susceptibles, por el uso, de haber sufrido alguna marca por parte del anterior usuario (o anteriores…).
Pantalla
Ofrece lo que se espera de un iPhone nuevecito: perfecta legibilidad a la luz del sol, podemos ponerla al máximo de brillo y, mediante software, podemos activar el modo nocturno (en mi caso, lo tengo programado para que se active automáticamente a cierta hora de la noche). Ni un píxel ‘muerto’, algo que las personas no acostumbradas a los reacondicionados podrían esperar, o bien deficiencias en la luminosidad de alguna área,… no, todo en orden y con la misma calidad que un terminal nuevo.
La pantalla del iPhone X es una AMOLED Super Retina HD de 5,85” que ofrece una resolución de 2436×1125 con una densidad de 458 píxeles por pulgada y un brillo de 625 nits.

En este apartado, vale decir que Apple hizo un buen trabajo en este ejemplar, que es incluso superior en capacidades a algunos de los modelos posteriores de iPhone, como el 11, y que se acerca a las prestaciones del 12.
La visualización de un vídeo en resolución 4K es perfecta (aquí hago un apunte sólo para que echéis un vistazo al apartado de rendimiento, donde comento algo más sobre el asunto), con una calidad de imagen que, pese a que no puede mostrarse en todo su esplendor (primero porque es una pantalla 2K y, segundo, por el tamaño de esta), ya nos da una buena idea de la factura de dicha pantalla.
De hecho -y aquí debo decir que hablo “de oído”, por boca de compañeros de trabajo que hacen reviews de terminales-, tengo entendido que la pantalla del iPhone X supera en prestaciones a todo lo visto hasta aquel momento en la familia de smartphones de Apple, y que dejó el listón muy alto para las generaciones siguientes, que Apple no ha podido superar en todos los terminales.
En el momento de su lanzamiento y durante unos cuantos meses, el iPhone X pudo mantener tranquilamente el título de tener la mejor pantalla del mercado en un smartphone.
Fotografía
La dotación del iPhone X en este aspecto consiste en una cámara principal de doble lente, con una de 12 Megapíxeles que es una gran angular con una apertura f/1.8 con estabilización de imagen y compatible HDR, mientras que la segunda es un zoom óptico de dos aumentos, con diez aumentos en digital, y una apertura f/2.4 además de estabilización óptica de la imagen. Es capaz de grabar vídeo 1080p a 30, 60, 120 o 240 fps (cámara rápida y también cámara lenta), y 4K a 24, 30 o 60 fps.
Por su parte, la cámara frontal es de 7 Mpx, f/2.2, con HDR, y captura de vídeo 1080p a 30 fps, o 720p a 240 fps.
Hace algunos años, tuve problemas con un par de terminales que, partiendo de una cámara de grandes capacidades, acabé viendo como su rendimiento se deterioraba (estamos hablando de una ventana de casi dos años) hasta captar unas imágenes amarillentas, en las que los contraluces provocaban sombras y sobreexposiciones, y en las que hasta se veían las imágenes algo borrosas, sin mencionar que era imposible hacer fotos con un mínimo de calidad por la noche.
Evidentemente, y aunque esto no tiene nada que ver con el presente caso, ha provocado que me queda una especie de ‘trauma’ en lo que se refiere a las cámaras fotográficas de los smartphones que me compro, y es que siempre me da miedo que se acaben degradando de la misma forma que aquellas lo hicieron otrora.
Nada más lejos de lo que ofrece este iPhone X: la plenitud de sus cámaras como si fueran completamente nuevas. La calidad, como podemos ver en las imágenes adjuntas, es la misma que en un iPhone X nuevo.



Me ha causado una especial buena impresión la capacidad del terminal en fotografía nocturna, haciendo cierto lo que tenía entendido de este modelo: que mejoraba lo visto hasta entonces del iPhone en este aspecto.




El modo retrato, tanto en la cámara frontal como en la posterior, realiza un desenfoque bokeh del fondo. Incluso en la cámara frontal, que tiene un sólo objetivo, la calidad del desenfoque es muy buena, y obviamente también lo es en la cámara posterior que tiene una doble lente (técnicamente, esto facilita la realización del efecto).

Este buen resultado es debido a la presencia de la tecnología TrueDepth de la que, de hecho, el modelo X fue el primero en incluirla. Lo que hace dicha tecnología es mejorar el reconocimiento de la profundidad y de los objetos tridimensionales mediante un mapa de profundidades.
Esto también explica el porqué el iPhone X es tan rápido y preciso utilizando el sistema de desbloqueo del terminal mediante reconocimiento facial (Face ID). Sinceramente, el más rápido con el que he trabajado a día de hoy, incluso más que en modelos mucho más recientes de smartphones Android (no puedo hablar por falta de experiencia en el resto de la línea iPhone).
El flash de la cámara frontal lo realiza iluminando la pantalla en blanco (Retina flash), con un resultado que no me acaba de convencer, aunque no lo ha hecho nunca en ningún terminal ni Apple ni Android.

Sonido
El sonido multimedia se escucha a través del altavoz inferior y, simultáneamente, a través del altavoz que nos permite escuchar la voz de nuestro interlocutor en las llamadas telefónicas.
He notado un sonido un poco ‘enlatado’, especialmente cuando subimos el volumen. Incluso, en los renglones de volumen más altos, he notado un poco de distorsión del sonido, sin que ello se marche de la tónica habitual de los smartphones.
Mi valoración en este aspecto es que el iPhone X cumple, sin ser ninguna maravilla, y que la calidad que ofrece este reacondicionado es la misma que ofrecía el dispositivo en el momento de la venta.
Más adecuada me ha parecido la calidad que ofrece en los videojuegos y, por ejemplo, con contenidos de voz (podcasts, canales de noticias a través de YouTube,…) esa distorsión que os he comentado en los escalones más altos del volumen, no la he apreciado.
Autonomía
Este es uno de los aspectos más ‘temidos’ cuando compramos algo que no es nuevo. No obstante, la propia naturaleza del reacondicionado hace que estemos seguros que obtendremos un mínimo muy alto respecto al rendimiento original del dispositivo.
Back Market asegura un mínimo del 85% de la capacidad máxima de carga en los dispositivos que funcionan a partir de una batería (como en el caso de los smartphones y, por lo tanto, del iPhone X), una medida que deben cumplir todos los reacondicionadores que utilicen este marketplace para vender sus productos.
Bien, pues no sé cuál será el porcentaje exacto de mi iPhone, porque debe situarse entre el 99,99% y el 110%. Si, habéis leído bien.
No es que un test de batería me haya dado más del cien por cien en este aspecto (sería algo que, más allá de la metáfora, es imposible), pero su uso regular me lleva a poder estar un par de días enteros (ojo a esto) sin cargarlo.
Bien es cierto que, al ser un terminal secundario, no lleva tanta carga de trabajo como mi teléfono principal, pero por la mañana lo enciendo a la misma hora, y lo apago igual por la noche. Lo único que me ahorro es utilizarlo la mayoría de los fines de semana.

En comparación con mi teléfono principal, su batería descarga mucho más lentamente, aunque las apps que pueden estar corriendo en segundo plano de forma constante son algunas menos, y que lo utilizo un 20-30% menos que su homólogo principal pero, aún así, todavía me asombro de lo bien que funciona en este aspecto.
Tampoco noto una gran bajada en la carga cuando hago un uso intensivo de él de forma puntual. Por ejemplo, al jugar (más adelante hablo más en detalle de ello), el descenso de la batería es más pronunciado, pero no de una forma brusca.
En mi opinión, ello es debido a que la batería que monta este iPhone X es nueva. Y, repito, ello es una opinión personal. Aunque, si no es nueva, por lo menos se comporta como si lo fuera. Y si estáis pensando que con los meses decae su rendimiento, en lo que yo llevo utilizado este iPhone os puedo asegurar que no es así.
Es algo que me ha extrañado y sorprendido en positivo, pues pese a no contar con experiencia previa en los iPhone, sí tenía referencias de que su autonomía era su principal talón de Aquiles.
Rendimiento
Monta 3 GB de memoria RAM de tipo LPDDR4X, una cifra que se nos podría antojar escasa para las necesidades de un smartphone moderno, pero debemos pensar que hay dos factores que ponen dicha cantidad en su adecuado contexto: en primer lugar, el hecho de que la misma cantidad de memoria RAM en un iPhone de Apple que en un terminal Android, rinde más en el aparato de la manzana mordida, mientras que el segundo es el potente procesador A11 Bionic de Apple, que da un empujoncito a las aplicaciones más necesitadas de potencia, de forma que palía (por lo menos, en apariencia) la falta de más Gigas de RAM.
De todas formas, mencionar que he trabajado con varias aplicaciones en memoria, e incluso me he permitido la libertad de ir abriendo y alternando entre una amplia variedad de aplicaciones sin cerrarlas, y el rendimiento se ha mantenido perfectamente en todo momento, sin verse lastrado en ningún caso.
De todas formas, en mi opinión, nada mejor que un videojuego exigente con el hardware del terminal para poder probar a fondo sus capacidades. Y, en mi caso (y quienes leen ADSLAyuda ya lo saben), dicho juego es sin lugar a dudas Real Racing 3, por su nivel de exigencia con el hardware, y porque gracias a una acción continuada, permite apreciar los problemas de fluidez del hardware al ejecutarlo.
A nivel de fluidez, la experiencia no ha podido ser mejor. Sí que me ha parecido apreciar una calidad gráfica que no llegaba a niveles de los últimos modelos de smartphones (no puedo opinar por los iPhone 12, por ejemplo, aunque sí por el Galaxy Note20 Ultra 5G), pero es algo lógico. Aún así, esto no significa que la calidad gráfica sea mala, en absoluto; es muy buena, lo único que se ve ligeramente superada por terminales más recientes, como es lógico.
Por lo demás, la acción es fluida, y los cambios de fase y pantalla no se ven en absoluto lastrados, no se ‘congelan’.
Podemos apreciar como el iPhone X se las ve con dificultades para poder mover algún contenido multimedia si, por ejemplo, cargamos un vídeo en 4K, aunque ello es normal, dado que estamos trabajando con una resolución que debe adaptar a su pantalla (que, recordemos, excede la calidad Full HD, pero no llega a la 4K), y una gran cantidad de datos.
Obviamente, esto queda totalmente fuera de la responsabilidad del restaurador que ha trabajado el que ahora es mi iPhone X, pues puede -y lo ha conseguido- hacer que el hardware funcione bien, pero no actualizarlo para que dé más rendimiento del que originalmente estaba pensado.
Así que, si bien para usuarios ‘sibaritas’ de la tecnología, en el plano gráfico puede acabar revelando que no puede con los contenidos más exigentes que se generan actualmente, ello no quita que para nuestro día a día no nos sobre máquina por todos los lados.
La conectividad a redes es también muy satisfactoria; el iPhone X es compatible con Wi-Fi 802.11ac (Wi-Fi 5), con capacidad para conectarse en las bandas de frecuencias de los 2,4 y los 5 GHz. La descarga es rapidísima, incluso en la banda de los 2,4 GHz.
Software
El fin del ciclo de soporte para el software del iPhone X se encuentra cercano, pero no tanto como para preocuparse. Este suele ser de unos 4 o 5 años de actualizaciones del sistema tras el lanzamiento del terminal que, en nuestro caso, se produjo a finales de 2017. Esto nos deja entre finales de este mismo año y finales de 2022.
Contando que Apple presentará probablemente el nuevo iOS 15 alrededor de este próximo junio, y que los iPhone 7 todavía serán compatibles con este -lo que a su vez garantiza la compatibilidad del iPhone X-, es probable que veamos soporte por parte de Apple hasta prácticamente el final del futuro nuevo iOS, si no es que incluso llegamos a ver al iPhone X como dispositivo de corte para el iOS 16, lo cual alargaría su vida operativa varios años más.
Explicado esto, que por sí solo ya debe predisponernos a mirar con buenos ojos al iPhone X, decir que tras su adquisición en Back Market, me llegó con el iOS 14 instalado y, a partir de aquí, lo he actualizado un par de veces a medida que eran publicadas las actualizaciones.
Conclusión
Si tengo que valorar la adquisición de un iPhone X a finales del 2020 para utilizarlo a partir de esa fecha y en lo que llevamos de 2021 en adelante, debo decir que fue una muy buena apuesta: es un terminal cuya potencia de hardware en todos los aspectos es suficiente para desempeñar todas las tareas exigibles a día de hoy a un smartphone, y que todavía cuenta con una larga vida operativa ante sí.
Pasando ahora a valorar la experiencia de compra en el marketplace Back Market, diré que ha sido excelente, y si ya en un artículo anterior expliqué todo el proceso y mis primeras impresiones al recibir el dispositivo, aquí me he explayado con las impresiones de su funcionamiento a lo largo de estos meses.
Al respecto debo decir que, a efectos prácticos, lo que tengo entre manos es un iPhone nuevo. Repito: a efectos prácticos. Sí, es un restaurado (o reacondicionado, como queráis llamarlo), pero el rendimiento que ofrece, la sensación de uso, las prestaciones,… todo, en resumen, me lleva a lo mismo que un terminal nuevo.
Los reacondicionados validan que la fecha de caducidad de un teléfono inteligente no pasa cuando la compañía fabricante lanza la siguiente iteración, y que un dispositivo que ya ha pasado por otras manos, con el tratamiento adecuado, puede funcionar cual nuevo reloj suizo de precisión. Y, todo ello, con un ahorro más que interesante para nuestros bolsillos.
Sinceramente, yo ya me he planteado que mi próximo terminal principal -a comprar cuando me toque- sea también un reacondicionado, tal y como ya es mi ordenador de escritorio.